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Cómo y cuándo hablar sobre el alcohol: Déjales saber tu opinión

No existe una respuesta concreta en cuanto a CUÁNDO debes comenzar a hablar con tus hijos sobre el alcohol, pero el tema no debería ser un tabú. Puede que sea tu hijo(a) quien aborde el tema del alcohol, o puede ser que tú mismo(a) lo hagas. En todo caso, expresa tu opinión claramente. Aunque tu hijo(a) preadolescente no haga eco de tus opiniones como lo hacía cuando tenía siete años, aún le importa mucho lo que piensas. Y aunque no lo creas, te está escuchando.

Los padres ejercen la mayor influencia sobre las decisiones que toman sus hijos en cuanto al alcohol. Habla con ellos. Permite que te hagan preguntas y escúchalos. Aprendan juntos a decirle SÍ a un estilo de vida saludable y NO a beber alcohol mientras sean menores de edad.

  • Aprovecha las oportunidades que surgen a diario para hablar.
  • Utiliza un artículo de periódico o evento reciente relacionado con el alcohol como punto de partida para entablar la conversación.
  • Expresa tu opinión acerca de estas situaciones. Pídele a tu hijo que exprese la suya. Asegura que sea una conversación y no una pelea. Aprendan el uno del otro.

Según Paul Coleman, psicólogo, terapeuta familiar y autor de ¿Cómo decirlo? A los niños, “los niños necesitan sentir que si hablan abiertamente, no se arrepentirán. Ellos no quieren que se les hable condescendientemente. Elimina comentarios como ‘¿Cómo puedes pensar así?’ y ‘¿Por qué dices cosas así?’ Si tu hijo(a) se siente que lo estás interrogando, no dirá más nada. Ahora, si sabe que tiene el espacio para hablar e incluso diferir sobre asuntos difíciles, estará más dispuesto a escuchar tu opinión.

 

Establece consecuencias

Los niños pueden ser muy literales. Es posible que tu hijo(a) no conozca tu sentir sobre el consumo de alcohol entre menores hasta que se lo especifiques claramente.

Dile, “Me opongo totalmente a que los niños beban alcohol”.

Luego, explica por qué.

 

¿Y si descubres que tu hijo(a) ya ha consumido alcohol?

Si lo sorprendes con las manos en la masa:

El psicólogo, terapeuta familiar y autor de ¿Cómo decirlo? A los niños, Paul Coleman, explica que “tiene que haber consecuencias”, tales como establecer horas de llegada, castigos o límites al uso del teléfono. Recalca que ingerir alcohol a su edad es ilegal y que si la policía lo sorprende, se enfrentaría a penas mucho más severas, como la expulsión académica, un expediente con antecedentes penales o una citación del tribunal.

Si tu hijo(a) te hace el acercamiento:

Por otro lado, si tu hijo(a) te confiesa algo voluntariamente, lo último que quieres hacer es frenar este impulso. “Si tu hijo(a) te cuenta algo y lo castigas por ello, será la última vez que lo intente”, señala Anthony Wolf, psicólogo clínico y autor de No te metas en mi vida: pero antes ¿me llevas al burguer? y Qué callar y qué decir al hijo adolescente. Mejor haz lo siguiente:

Aplaude su honestidad, pero no dejes pasar la situación sin dar tu opinión.

Reitera firmemente que no estás de acuerdo con su comportamiento, que es sumamente peligroso y que no debe volver  a ocurrir. 

Temas de conversación

Ten claro lo que vas a decir

Los preadolescentes atraviesan muchos cambios emocionales y físicos. Por lo tanto, les fascina conocer cómo funcionan sus cuerpos y mentes. Informa bien a tu hijo(a) sobre los efectos fisiológicos que tiene el alcohol sobre ellos. No tienes que ser muy técnico(a), pero sí debes aclarar que el alcohol tiene un impacto negativo en los jóvenes.

  • Físicamente, el alcohol afecta muchos sistemas y órganos del cuerpo. Puede irritar la mucosa estomacal, ocasionar pérdida de balance, causar vómitos y hacer que pierdan la capacidad de enfocarse o hablar con claridad.
  • Emocionalmente, puede causar que los jóvenes se estresen, enojen o tornen violentos.
  • El alcohol puede interferir con el desarrollo normal del cerebro.
  • Afecta el aprendizaje y la memoria, entorpece las reacciones y a menudo hace que los jóvenes pierdan interés en salir bien en la escuela y graduarse.
  • A veces el alcohol reduce las inhibiciones. Esto puede dar paso a un sinnúmero de situaciones peligrosas.
  • Consumir cantidades excesivas de alcohol por un período de tiempo prolongado puede perjudicar los órganos principales, tales como el hígado, el páncreas, los riñones y la médula ósea.
  • En casos donde por lo general se ingiere alcohol en cantidades mayores, este puede actuar como un depresor, con el potencial de provocar sueño, el coma y hasta la muerte.